La resurrección no es solo una doctrina futura, sino una verdad central en la fe bíblica. Cada vez que las Escrituras hablan de la resurrección, lo hacen en un contexto específico: el Reino de D-os.
Negar la resurrección es negar al Mesías, Su obra redentora y la esperanza de una nueva creación. En Lucas 20:27–40, Yeshúa responde con autoridad a los saduceos, quienes negaban lo sobrenatural y se burlaban de la vida después de la muerte.
A través de esta enseñanza, el Mesías nos revela que la resurrección es la puerta de entrada al Reino eterno, una vida completamente nueva, libre de muerte, dolor y corrupción.
La falsa seguridad del racionalismo
Los saduceos eran líderes religiosos que dominaban el sanedrín, pero negaban los ángeles, los milagros, el Reino y la resurrección. Confiaban en su propia lógica y rechazaban lo que no podían ver o explicar.
Así como ellos, muchos hoy viven bajo el lema: “Ver para creer”. Pero la fe bíblica enseña lo contrario:
“La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de D-os” (Romanos 10:17).
Rechazar la resurrección es rechazar al D-os vivo, y apoyarse en la razón humana conduce a un destino trágico. Solo la fe en el Mesías abre el camino a la vida eterna.
La trampa de los saduceos: un matrimonio imposible
Intentando ridiculizar la resurrección, los saduceos plantean un caso hipotético basado en Deuteronomio 25:5–10.
Una mujer se casa sucesivamente con siete hermanos, cada uno muriendo sin dejar descendencia. Finalmente preguntan:
“En la resurrección, ¿de cuál será esposa, si los siete la tuvieron por mujer?”
Su intención era burlarse, pero su error fue mayor: pretendían aplicar las leyes de este mundo a las realidades del Reino.
La respuesta de Yeshúa: un Reino diferente
El Mesías les responde que los hijos de este siglo se casan, pero los que son dignos de alcanzar el siglo venidero, la resurrección de los muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio.
El Reino de D-os es una realidad completamente nueva. No habrá muerte, dolor ni necesidad de perpetuar linajes.
“Serán como los ángeles, porque son hijos de D-os, hijos de la resurrección.”
La resurrección no es solo volver a la vida, es entrar en una existencia transformada, revestida de inmortalidad y gloria.
Moisés también habló de la resurrección
Yeshúa cita Éxodo 3:6 —el episodio de la zarza ardiente— para demostrar que incluso Moisés afirmó la vida después de la muerte:
“Yo soy el D-os de Abraham, el D-os de Isaac y el D-os de Jacob.”
D-os no es D-os de muertos, sino de vivos, porque todos viven por Él.
La fe en el D-os de Abraham es una fe en la vida eterna. Creer en Él es creer que la muerte no tiene la última palabra.
Dos grupos, dos respuestas
Mientras los saduceos quedaron en silencio, los escribas —más fieles a la Palabra— reconocieron la verdad:
“Maestro, has hablado bien.”
La sabiduría del Mesías desarmó toda oposición. Su palabra no podía ser refutada porque provenía directamente del Padre.
Así también, quienes basan su vida en la Palabra nunca serán avergonzados.
Conclusión: Vive como hijo de la resurrección
Negar la resurrección es vivir sin esperanza; creer en ella es vivir con propósito eterno.
El Reino de D-os no es una metáfora, es una realidad que se aproxima. Y solo aquellos que aceptan al Mesías Yeshúa como la resurrección y la vida participarán de esa nueva creación.
“He aquí, todo es hecho nuevo.”
Cree, arrepiéntete y camina en Su verdad.
Sigue aprendiendo más enseñanzas con el Dr. Baruk Korman en:
amarasaisrael.org
Descarga nuestra app gratuita Mi Estudio Bíblico
Encuéntranos en YouTube como Vía Hafta Israel
Descubre nuestras enseñanzas
Shalom desde Israel. Que el Señor te bendiga en Yeshua HaMashiaj.





