La fe de los padres, el fruto en los hijos

1 Samuel 2: los hijos de Elí y el ejemplo de Ana

Es posible conocer mucho sobre una persona observando a sus hijos.
Cuando los hijos toman en serio a Di-s, respetan Su Palabra y caminan conforme a ella, casi siempre hay detrás padres comprometidos con el Señor.
Pero la Escritura también nos muestra lo contrario: hijos que revelan descuido, tibieza o abierta rebeldía espiritual en el hogar.

En 1 Samuel 2 tenemos un contraste muy fuerte:

  • Por un lado, los hijos de Elí, sacerdotes sin temor de Di-s.
  • Por el otro, Samuel, un niño que desde pequeño sirve al Se-or con fidelidad, influenciado por la fe y los votos de sus padres, especialmente de Ana.

Este capítulo nos enseña la enorme importancia de la influencia espiritual de los padres y cómo Di-s responde tanto a la fidelidad como a la rebeldía.

Samuel: un niño que sirve “con el Se-or”

El texto nos dice que Elcaná regresaba a su casa en Ramá después de adorar, pero:

“El niño ministraba con el Se-or, delante de Elí el sacerdote.”

En el hebreo, la expresión subraya cercanía e intimidad: Samuel no solo servía en el tabernáculo, servía con el Se-or.
Desde pequeño, su vida está marcada por:

  • Servicio constante
  • Obediencia
  • Una relación real con Di-s

Todo esto sucede “delante de Elí”, un sacerdote viejo, con poco discernimiento y liderazgo deficiente. Aun así, en medio de un contexto espiritual pobre, Samuel se mantiene fiel. La clave no está en el ambiente, sino en el llamado de Di-s y en la formación espiritual que recibió en casa.

Los hijos de Elí: hijos de Belial

El pasaje contrasta a Samuel con los hijos de Elí:

“Los hijos de Elí eran hijos de Belial; no conocían al Se-or.”

“Hijos de Belial” es una expresión fuerte que describe:

  • Personas profundamente malvadas
  • Corruptas, dominadas por sus deseos
  • Rebeldes a las instrucciones de Di-s
  • Sin fe ni respeto por Su Palabra

No se trata de ignorancia, sino de una rebeldía voluntaria.
No conocen al Se-or, no porque nunca escucharon de Él, sino porque no quieren tener experiencia con Él. Sus decisiones los han separado de Di-s.

Torciendo la adoración para satisfacer la carne

La Escritura describe la costumbre sacerdotal:
Mientras la carne de los sacrificios hervía, el siervo del sacerdote tomaba un tenedor de tres puntas, lo metía en el caldero y lo que sacaba era la porción del sacerdote. Era una forma legítima de recibir su parte, conforme a la Ley.

Pero los hijos de Elí cambiaron las reglas:

  • Rechazaban la carne hervida
  • Exigían carne cruda para asarla como ellos querían
  • No respetaban la “grosura”, la mejor parte que debía ser quemada solo para el Se-or
  • Si alguien quería obedecer a Di-s y hacer el sacrificio correctamente, ellos respondían con amenazas:

“Dámela ahora; si no, la tomaré por la fuerza.”

En otras palabras:

  • Usaban su posición espiritual para imponer su voluntad
  • No servían a Di-s, se servían a sí mismos
  • Despreciaban la adoración, el sacrificio y la santidad del culto

Por eso el texto declara:

“El pecado de los jóvenes era muy grande delante del Se-or,
porque los hombres despreciaban la ofrenda del Se-or.”

Su actitud hacia el sacrificio revelaba su actitud hacia Di-s: indiferencia, desprecio, egoísmo.

Samuel: un niño, un siervo, un contraste

Frente a esta corrupción, el texto vuelve a Samuel con un “pero Samuel…”:

“Pero Samuel ministraba delante del Se-or, siendo un muchacho, ceñido de un efod de lino.”

Aunque es solo un niño:

  • Ya viste vestiduras sacerdotales sencillas (efod de lino)
  • Sirve como ayudante en la obra de Di-s
  • Su servicio es un testimonio silencioso contra la maldad de los hijos de Elí

La Escritura no registra nada negativo sobre Samuel.
Su vida honra el significado de su nombre: “Shem-El” – el nombre de Di-s.
Su carácter refleja al Di-s al que sirve.

La influencia silenciosa pero poderosa de Ana

El texto inmediatamente nos muestra la raíz humana de esa fidelidad:

“Su madre le hacía cada año un pequeño manto y se lo traía cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio…”

Ana:

  • No solo tuvo a Samuel como respuesta a oración
  • Cumplió su voto y lo dedicó al Se-or
  • Año tras año subía a Silo en las fiestas señaladas
  • Cada visita iba cargada de amor, fe y ejemplo: adoraba, ofrendaba, pagaba sus votos, y llevaba a Samuel un manto nuevo

El énfasis en “de días en días” muestra que esta familia vivía según el calendario de Di-s, según Sus tiempos y prioridades.
Su adoración no era un evento aislado: era un estilo de vida.

La fe de Ana y Elcaná formaron en Samuel:

  • Sensibilidad a Di-s
  • Respeto por la adoración
  • Disposición a servir

La bendición de Di-s sobre una madre fiel

Elí bendice a Elcaná y a su esposa:

“Que el Se-or te conceda descendencia de esta mujer…”

Esto resalta la figura de Ana:

  • Su testimonio inspira bendición
  • Su fidelidad es reconocida incluso por un sacerdote débil
  • Es presentada como modelo de mujer piadosa y madre comprometida

Luego leemos:

“El Se-or visitó a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas;
y el joven Samuel crecía con el Se-or.”

La palabra “visitó” implica que Di-s se involucra plenamente, que actúa de manera completa en favor de quien es fiel.
Ana no solo recibió un hijo milagroso; recibió una familia numerosa y vio a su primogénito crecer con el Se-or.

La fe de los padres y la herencia espiritual de los hijos

Este pasaje nos enseña varias verdades prácticas:

  • La rebeldía espiritual de los padres puede abrir la puerta a hijos que desprecian la adoración, manipulan las cosas de Di-s y viven para sus deseos.
  • La fidelidad de los padres puede producir hijos como Samuel: sensibles, servidores, amantes de la presencia de Di-s.
  • Di-s se compromete totalmente:
    • Para bendecir a quienes le son fieles
    • Para disciplinar a quienes desprecian Su nombre

La pregunta clave es:

¿Qué están viendo nuestros hijos en casa?

  • ¿Padres que honran la Palabra?
  • ¿Padres que suben “de días en días” a adorar, que cumplen sus votos, que ponen primero el Reino de Di-s?
  • ¿O padres que usan el lenguaje espiritual, pero viven centrados en sí mismos?

Di-s es fiel. Cuando cuidamos de Sus prioridades, Él se mueve en nuestras familias, muchas veces por varias generaciones.

Que seamos madres y padres cuya vida predique más fuerte que nuestras palabras.
Que nuestros hijos puedan decir, como Samuel con Ana:
“Aprendí a estar con el Se-or porque mis padres estuvieron con el Se-or.”

Shalom desde Israel.

Más enseñanzas en: https://amarasaisrael.org

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