¿Hallará fe el Hijo del Hombre cuando regrese?
Esta pregunta, pronunciada por el mismo Mesías, define el corazón de la enseñanza profética de Mateo 24. No es una pregunta retórica; es un llamado urgente a examinar nuestra vida espiritual, nuestra fidelidad y nuestra preparación para Su regreso. Esta enseñanza profundiza en los 44 versículos del capítulo y revela cómo cada declaración de Yeshua se integra en un mensaje coherente que nos prepara para los últimos días.
Un contexto que lo cambia todo: del Templo al Monte de los Olivos
Mateo 24 inicia en el Templo, un lugar que representa adoración, oración y entrega. Allí Yeshua recuerda que la preparación espiritual comienza con rendirnos a D-os:
adorar, orar y ofrendar nuestra vida para Su propósito.
Sin embargo, la escena cambia radicalmente cuando Yeshua sale del Templo y se dirige al Monte de los Olivos, un lugar rabínicamente asociado con la unción y con la identidad del Mesías. Ese cambio geográfico también marca un cambio temático: pasamos de una advertencia sobre Jerusalén a una revelación completa sobre los eventos finales.
Tres preguntas que revelan toda la profecía
Los discípulos, profundamente inquietos, formulan tres preguntas que se han convertido en el fundamento del estudio profético:
- ¿Cuándo ocurrirá la destrucción del Templo?
- ¿Qué señal anunciará Su venida?
- ¿Cuándo será el fin de la era?
Yeshua responde conectando estos eventos y estableciendo un principio que sostiene toda la profecía bíblica:
así como se cumplió impecablemente la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., todo lo que Él anunció sobre Su regreso también se cumplirá con exactitud absoluta.
Advertencias para los creyentes: engaño, presión y fidelidad
Yeshua advierte que el tiempo previo a Su regreso estará marcado por:
- Falsos maestros y falsos profetas.
- Un espíritu de engaño promovido incluso por personas que se presentarán como creyentes.
- Guerras, rumores de guerras y conflictos étnicos.
- Pestes, hambrunas, terremotos y un clima global inestable.
- Un aumento desbordado de la maldad que hará enfriar el amor de muchos.
Pero enfatiza algo esencial:
ninguna de estas señales corresponde a la ira de D-os.
Son consecuencias del pecado y del deterioro espiritual del mundo.
Estas señales representan el “inicio de los dolores de parto”, una fase de creciente caos antes del juicio definitivo.
Un punto clave: el cambio de enfoque hacia Israel
A partir del versículo 16, Yeshua desplaza Su mensaje directamente hacia Israel, describiendo el tiempo que los profetas llaman “la angustia de Jacob”. Este periodo se desata cuando el anticristo cometa la abominación desoladora en el lugar santísimo, declarando ser D-os. Esta acción provocará:
- La persecución más intensa contra el pueblo judío.
- La huida urgente hacia las montañas.
- Una purificación espiritual que conducirá a Israel al arrepentimiento y a la fe.
La Escritura es clara: D-os no ha terminado con Israel.
Los “elegidos” mencionados en esta sección no se refieren a la iglesia, sino al pueblo judío, tal como lo confirman Isaías, Jeremías y Ezequiel.
La esperanza bendita de los creyentes
Antes del derramamiento de la ira divina, Yeshua describe la “esperanza bendita”: la reunión sobrenatural de los creyentes con Él en los cielos. Este evento —el rapto— ocurrirá antes de que caigan los juicios descritos en Apocalipsis, pero después de señales claras que los creyentes atentos podrán discernir.
Tal como en los días de Noé, el mundo vivirá en aparente normalidad mientras los justos serán llamados a estar preparados con vigilancia constante.
No podemos conocer el día ni la hora, pero sí podemos reconocer la temporada profética.
La higuera florece: señales finales en Israel
Yeshua concluye instruyéndonos a observar la higuera, símbolo profético de Israel. Cuando la veamos florecer —cuando Israel regrese a su tierra, crezca, prospere y se convierta en centro de las noticias mundiales— sabremos que las palabras del Mesías están cumpliéndose delante de nuestros ojos.
Todo apunta a una misma verdad:
El Reino está cerca.
Vive con fidelidad. Vive con perspectiva eterna.
El mensaje central de Mateo 24 no es generar temor, sino preparar corazones.
La fidelidad que el Mesías busca se forma en la obediencia diaria, en la expectativa constante y en el amor por la verdad.
Que esta enseñanza fortalezca tu fe, ilumine tu entendimiento y te impulse a vivir con una mentalidad de reino, listos para Su regreso.
Shalom desde Israel.
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