Si D-os mirara hoy tu vida y, más allá de lo visible, viera que se está desarrollando una batalla espiritual a tu alrededor, ¿te enviaría a ese conflicto? ¿O vería que aún no estás preparado para enfrentarlo?
La Escritura nos enseña que, en la medida de lo posible, debemos vivir en paz con todos. Ese es el ideal de D-os. Sin embargo, la Biblia también deja claro que hay momentos en los que la paz no depende de nosotros y que, en ocasiones, el mismo D-os llama a Su pueblo a la batalla. A lo largo de la historia de Israel —y especialmente al acercarnos a los últimos días— vemos una realidad innegable: los conflictos espirituales aumentan y la oposición se intensifica.
La verdadera pregunta no es si habrá batalla, sino si estamos espiritualmente equipados para ella.
En este mensaje, continuamos nuestro estudio del libro de Efesios y llegamos a la sección final del capítulo 6, donde el apóstol Pablo nos recuerda que hemos sido llamados a una guerra espiritual real. No luchamos contra carne y sangre, sino contra principados, potestades y fuerzas espirituales de maldad. Para enfrentar este conflicto, D-os nos ha provisto de Su armadura completa.
Aquí profundizamos en elementos esenciales como:
- El yelmo de la salvación, que protege nuestra mente y nos recuerda nuestro llamado, propósito y esperanza eterna.
- La espada del Espíritu, que es la Palabra de D-os, el arma ofensiva que nos permite vencer al enemigo con verdad.
- La oración perseverante, que nos conecta con la dirección del Espíritu Santo y nos une como un solo cuerpo en intercesión mutua.
Este estudio no solo nos enseña doctrina, sino que nos confronta con una verdad profunda: no podemos vivir la vida cristiana en aislamiento. Somos un cuerpo, dependemos unos de otros y necesitamos el respaldo espiritual de la oración colectiva para permanecer firmes y fieles.
El mensaje culmina recordándonos que la gracia de D-os no solo nos salva, sino que nos transforma, nos madura y nos capacita para someternos a Su verdad. Solo así podremos dar testimonio con autoridad, no desde el conocimiento intelectual, sino desde una experiencia real con D-os.
Este es un llamado a despertar, a ser equipados y a caminar en victoria como hijos del Reino.





