Toldot (Generaciones / Descendencia)

Porción de la Torá: Toldot (Generaciones / Descendencia)
Lectura de la Torá: Génesis 25:19–28:9
Lectura de los Profetas: 1 Samuel 20:18–42

“Ten Cuidado de Invertir Solo en la Voluntad del Señor”

Uno de los pasajes más significativos de la Biblia aparece en la porción de la Torá de esta semana. Este pasaje es la bendición de Isaac a su hijo menor, Jacob. Isaac no recibió la revelación especial que fue dada a Rebeca, específicamente que sería Jacob quien continuaría el legado de Di-s. En línea con esto está el hecho de que Jacob había adquirido la primogenitura años antes.

En nuestra porción de la Torá, Isaac se da cuenta de que no fue Esaú (el mayor) a quien había bendecido, sino al hijo menor, Jacob. En relación con esto leemos:

“Y tembló Isaac con un gran estremecimiento, en gran manera…”
Génesis 27:33

¿Por qué Isaac tuvo tanto temor respecto a lo que había ocurrido? La respuesta es que estaba profundamente preocupado por la posibilidad de haber bendecido al hijo equivocado. Hay poder cuando uno bendice a otro, y esa bendición no puede ser revocada una vez declarada. En otras palabras, él temía las implicaciones de sus palabras, dado que pensó que habían sido dirigidas a la persona incorrecta.

Debido a que estas palabras eran espirituales en su misma esencia, habrían sido desperdiciadas en aquel que no había sido llamado por Di-s para cumplirlas. Aunque este no era el caso aquí, ya que Jacob era el receptor adecuado, el principio es válido: uno debe ser muy cuidadoso de no invertir su tiempo y recursos en aquello que no es la intención del Señor. Esta es una de las aplicaciones de la declaración del Mesías:

“…y no echen sus perlas delante de los cerdos…”
Mateo 7:6

De la misma manera que no se pueden retirar las palabras de una bendición, tampoco podemos redimir el tiempo y los recursos invertidos en aquello que no es la voluntad de HaShem. Por eso es vital orar con cuidado y escuchar a quién Yeshúa quiere que bendigamos, asistamos, ayudemos, etc., en lugar de ofrecer casualmente nuestro tiempo, energía y emociones a quienes no están abiertos a la verdad de la Escritura.