En Lucas 20:20–26 encontramos una de las escenas más agudas del ministerio de Yeshúa. Los líderes religiosos, cegados por su propio orgullo y temor, intentan tenderle una trampa al Maestro con una pregunta diseñada para desacreditarlo ante el pueblo o el gobierno romano.
Sin embargo, la respuesta del Mesías no solo revela Su sabiduría divina, sino también una lección eterna: quien se guía por la verdad de la Palabra no será engañado.
Las malas decisiones nacen del engaño
Todos, en algún momento, hemos tomado decisiones equivocadas y nos hemos preguntado: “¿En qué estaba pensando?”.
La respuesta, según el Dr. Baruch Korman, es clara: hemos sido engañados.
El enemigo busca confundirnos para alejarnos de la verdad, pero cuando nuestra mente y corazón están comprometidos con la Palabra de D-os, la probabilidad de caer en error disminuye.
? “No pienses en las consecuencias o conveniencias; pregúntate: ¿Qué me instruye la Palabra de D-os?”
Espías disfrazados de justicia
El texto nos revela cómo ciertos líderes enviaron espías para observar a Yeshúa y atraparlo en sus palabras.
Fingían ser justos, aparentaban ser discípulos, pero su intención era maliciosa.
Esta hipocresía nos enseña una verdad profunda: la justicia no es una máscara, es una obediencia sincera a la Torá.
El verdadero discípulo vive para glorificar a D-os, no para satisfacer su propio interés.
La pregunta trampa: “¿Debemos pagar impuestos al César?”
Con astucia, los espías plantearon una pregunta que parecía no tener salida:
- Si Yeshúa decía que no era lícito pagar, lo acusarían ante Roma.
- Si decía que sí, perdería popularidad ante el pueblo.
Pero el Mesías, con sabiduría divina, respondió:
?? “Dad al César lo que es del César, y a D-os lo que es de D-os.”
Con una sola frase, desmontó la trampa.
Mostró que la obediencia civil no sustituye la lealtad espiritual, y que cada esfera —la terrenal y la divina— debe recibir lo que le pertenece.
La sabiduría que proviene de lo alto
Yeshúa conocía sus intenciones y las desenmascaró.
Ellos quedaron en silencio, maravillados por Su respuesta.
No pudieron atraparlo porque Él es el Hijo de D-os, lleno de sabiduría, justicia y verdad.
Esta escena nos recuerda que, cuando dependemos del Espíritu Santo y obedecemos la Palabra, no seremos engañados ni manipulados.
Conclusión:
Solo quien se compromete con la verdad puede tomar decisiones sabias.
No te dejes llevar por las apariencias o los razonamientos humanos: camina en obediencia a D-os y verás con Sus ojos.
Porque seguir el camino del Mesías es andar en luz, lejos del engaño y del error.
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Shalom desde Israel. Que el Señor te bendiga en Yeshua HaMashiaj.





